DÍA 28 / MAMÁ MARÍA APARECE A SANTIAGO, EL PILAR

  
Después de la Ascensión de Jesús, cuando los apóstoles, fortalecidos con el Espíritu Santo, predicaban el Evangelio, el Apóstol Santiago el Mayor, hermano de San Juan e hijo de Zebedeo, predicaba en España. Aquellas tierras no habían recibido el evangelio.

En la noche del 2 de enero del año 40, Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro cuando "oyó voces de ángeles que cantaban Ave, María, gratia plena y vio aparecer a mamá María, de pie sobre un pilar de mármol". La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio".

Desapareció y quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio y, con el concurso de los conversos, la obra se puso en marcha con rapidez. Pero antes que estuviese terminada la Iglesia, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresarse a Judea. Esta es la primera iglesia dedicada en honor a mamá María.

Visión de la Beata Ana Catalina Emmerich: “He visto a Santiago rezando en Zaragoza, vi venir un resplandor del cielo sobre él y aparecieron ángeles que entonaban un canto muy armonioso, mientras traían un pilar de luz. En el resplandor del pilar vi a María Santísima de nívea blancura y transparencia, de mayor hermosura y delicadeza que la blancura de una fina seda. Estaba de pie, resplandeciente de luz... Entonces, vi que Santiago se levantó del lugar donde estaba rezando de rodillas y recibió internamente de María el aviso de que debía erigir de inmediato una iglesia allí”. 

De esto mismo habla también la Venerable Madre María de Agreda en la “Mística Ciudad de Dios”. “Manifestósele a Santiago la Reina del cielo desde la nube y trono donde estaba rodeada de los coros de los ángeles. El dichoso apóstol se postró en tierra con una profunda reverencia y vio la imagen y columna o pilar en mano de algunos ángeles. La piadosa Reina le dio la bendición en nombre de su Hijo y le dijo: El Altísimo y Todopoderoso Dios del cielo ha señalado y destinado este lugar para que le consagréis y dediquéis un templo y casa de oración. Yo, en nombre del Todopoderoso, prometo grandes favores y bendiciones de dulzura y mi verdadera devoción y amparo. Y en testimonio de esta verdad y promesa, quedará aquí esta columna y colocada mi propia imagen, que en este lugar donde edificaréis mi templo, perseverará  y durará con la santa fe hasta el fin del mundo... Dio humildes gracias nuestro apóstol a María Santísima y Ella, dándole la bendición, la volvieron los ángeles a Jerusalén con el mismo orden que la habían traído. Pero antes, a petición suya, ordenó el Altísimo que, para guardar aquel santuario y defenderlo, quedase en él un ángel santo encargado de su custodia, y desde aquel día hasta ahora persevera en este ministerio y lo continuará cuanto allí durare y permaneciere la imagen sagrada y la columna. De aquí ha resultado la maravilla que todos los fieles y católicos reconocen de haberse conservado aquel santuario ileso y tan intacto por mil seiscientos y más años... Éste fue el origen del santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza” (III, libro 7, cap. 17 Nº 352-354).  


ORACIÓN

Mamá no me sueltes de tus brazos.
Déjame estar aquí, contigo, hasta el fin de los tiempos.
Para que a cada herman@ que se acerque a mi,
a esta familia orante, buscando a papá Dios,
le pueda tender la mano y le acerque a tu pecho,
y te susurre los deseos de su alma: la Sed de papá Dios.

Tu Corazón que siempre me escucha tiernamente
y conseguirá Su luz para ellos,
y papá les cambiará el corazón,
por uno de carne
capaz de amarle a Él,
capaz de amarte a ti
capaz de amar a nuestros herman@s
y que no deje de decir latiendo:

"Mamá no me sueltes de tus brazos.
Déjame estar aquí, contigo, hasta el fin de los tiempos."