DÍA 13 / EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO

Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Y cuando tuvo doce años, subieron a la fiesta, como era costumbre. Pasados aquellos días, al regresar, el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo advirtieran sus padres. Suponiendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino buscándolo entre los parientes y conocidos, y al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén en su busca. Y al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándoles y preguntándoles. Cuando le oían quedaban admirados de su sabiduría y de sus respuestas.
Al verlo se maravillaron, y le dijo su madre: -Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo, angustiados, te buscábamos.
Y él les dijo: -¿Por qué me buscábais? ¿No sabíais que es necesario que yo esté en las cosas de mi Padre? 
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.
(Lc 2, 41-51)

ORACIÓN

Aún sin conocerte te perdí,
me alejé de tus caminos al Templo.
Recorrí cuevas, grutas
que llevaban al infierno.
Y tú, en lugar de olvidarme
me enviaste lo que tenías dentro
el corazón de mamá
que salió a mi encuentro.
Me dio un abrazo
me colmó de besos
y si quieres, me dijo,

yo te lo presento.

Caminamos juntos,

cargando mis sufrimientos
con alegría, en silencio,
guardando todo en Su pecho.

Y te ví, y me miraste
dijiste mi nombre,

[DI TU NOMBRE]
te buscaba,
te esperaba,
desde hace tanto tiempo.
Y lloraste de alegría
y contigo todo el cielo.

Hoy soy feliz,

me tienes, te tengo,

y no me moveré del Templo.

Cuando llegue la oscura noche
y comience la pasión
en mi pequeno huerto,
recuérdame este día
recuérdame a mamá,
el camino, el encuentro.

Recuérdame que no me aleje,
que me quede muy quieto,
que te espere,
que confíe,

que sigues conmigo
pidiendo por mi
a papá, en mi Templo.